martes, 4 de enero de 2011

A PROPOSITO DE LOS ITALIANOS IMPACTO CULTURAL DEL INMIGRANTE ITALIANO EN LA REGION ZULIANA

IMPACTO CULTURAL DEL INMIGRANTE ITALIANO EN LA REGION ZULIANA

Universidad del Zulia
<<LUZ>>
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Sociología


A PROPÓSITO DE LOS ITALIANOS

Por el Dr. H.C. Giovanni Petrella Battista

Aunque el continente americano tiene quinientos y algo más de años luego de haber sido encontrado por  los europeos, con la presencia y acciones de los italianos, es posible aspirar en el ambiente los inconfundibles aromas y al paladar degustar con los sabores de la salsa de tomate, los espaguetis, la pizza y otros alimentos bien combinados y sabrosos.
Pero a nosotros los italianos <<no>> se nos conoce o reconoce o identifica por el solo hecho de ser los inventores o creadores de una misteriosa  y exquisita y suculenta <<arte del buon mangiare>> (arte del buen comer) representada en la muy deseada <<Dieta del Mediterráneo>> sino che, es posible che si se presta un poco de atención a lo que decía Goethe (1749 – 1832), el que filosofó  sin darse cuenta  describiendo el espíritu del pluri milenario pueblo italiano de esta manera:
<< Si en algún lugar huele a pintura al óleo, se escuchan operas y canciones y la gente grita y hay algarabía, se oyen poesías y echan bromas, huele a salsa Napoli o salsa Bologna y comen spaghetti y hay mucha risa y alegría, es porque se está en presencias de los italianos…A quienes para ser feliz todos los días le basta el trabajo cotidiano, contemplar un cuadro de pintura, escuchar buena música, escribir y leer una poesía o prosas, decir algo razonable y dar amor>>.
Los italianos llegamos a este continente comienzo del siglo pasado en grande corrientes emigratorias, sobre pasando los diez  millones de personas, repartiéndose en varias naciones del mundo y casi todos provenientes de las regiones sureñas que conforman  <<il mezzogiorno>> (el medio día) así llamado el grupo de las regiones del Sur de Italia..
Casi todos pobres y con escasísimas pertenencias envueltas entre papeles de periódicos y en otras envueltas en cajas de cartones amarradas con mecate o en otras, en maletas destartaladas y vestidos muchos de nosotros con ropas remozadas y con algún parche (hoy en día los parches y huecos en los pantalones están de moda), otros con algún muslos de pierna visible por estar descosida la ropa.... eso sí, llegamos cargados de sueño de libertad, guiados por el instinto de la victoria muy visible en sus nuestros entristecidos rostros de cuyos ojos ávidos mirando más allá de posible futuro horizonte, aspirábamos una vida plena de felicidad, llena de libertad, rebosante de sueños dorados y eso no se puede comparar con ninguna clase ni cantidad de dinero, especialmente cuando se llega a una tierra extraña con idiomas desconocidos pero habitado por  un pueblo con mucha generosidad.
Lo que los italianos del comienzo del siglo pasado consiguieron aquí, en suelo americano, no fue nada sencillo ni agradable, aunque llevaban <<no>> en sus maletas sino en la sangre que nos corría por las venas el principio de la familia, del progreso a base del duro trabajo, de la hermandad con otros pueblos, de la amistad, del amor, para extenderlos en el tiempo en un más amplio espacio, para garantizar a nuestros hijos, nietos , biznietos y futuras generaciones, la posibilidad de vivir en una gran patria menos árida y desastrada que la nuestra del post-guerra.
Hoy en días , nosotros los <<emigrantes>> en vano intentamos buscar lo que bien sabemos que no volveremos a encontrar y que son aquellos tesoros perdidos allá en nuestra lejanas tierra, cuyos valores tenemos almacenados en un rincón de nuestros corazones...y de aquello, solo quedan unos gratos  y dulces recuerdos de unas vagas escenas borrosas en el tiempo y cuando aquello se revive  en nuestras almas y fibras , recordamos de aquellos años de vida triste e incierta y tierna a la vez , y viendo lo que hoy tenemos al frente en la tierra que nos hospeda, es entonces cuando nuestros ojos se llenan de aquel agro y dulce sabor liquido transparente al que llamamos lagrimas, las cuales se deslizan entre las huellas del tiempo: la arrugas.
¿Porque llora emigrante? ...se preguntaría alguien. El emigrante llora triste por lo que perdió al renunciar, contra su propia voluntad, a su tierra natal y llora por la alegría de todo lo que encontró e hizo en esta libre continente americano, sin desprenderse de los otros grandes valores del afecto por los hijos, por la pasión de la familia, la lealtad a los amigos, la adhesión a los credos religiosos, al amor por las patrias : Venezuela e Italia por la fuerza del trabajo.....esas son las cosas tan sencillas que embrujan al emigrante italiano y a las que muchas veces identificamos  como nuestras tradiciones a las cuales sentimos nostalgia.
Otras cosas que trajimos de Italia para difundirlas entre muestras sociedades es el apego a la nueva patria, y que es argumento que no nos avergüenza para nada y es tan profundo como vigoroso este sentimiento y no ha habido nadie ni nada que lo han menguado menos debilitado.
Estas son las herencias que les dejamos a nuestros hijos y nietos y biznietos y estas son las principales armas para enfrentarnos a cualquier dificultades en el ámbito familiar, político, económico, religioso y social.
Nuestro compromiso con América es total, total es también nuestro compromiso con Venezuela, nuestro trabajo por esta tierra es vital, la instrucción a nuestros hijos es la más adecuada al avance del tiempo a costa de cualquier sacrificio y la educación se la impartimos desde nuestros hogares y con estos valores, aspiramos nosotros italianos a la creación de un modelo de <<hijos americanos>>dándole las gracias a nuestros abuelos y padres y madres, los que emprendieron este largo viaje del no retorno.
A nosotros los emigrantes, calificativo y acepción que pocos quieren aceptar, vivimos como dijo el Libertador Simón Bolívar a un general mexicano: <<regrese ahora que es muy joven y aun está a tiempo, si espere, más tarde se sentirá extranjero en todos partes y cuando eso suceda es preferible estar muerto>>. Muy visionario fue Bolívar: <<al fin y al cabo somos y seremos siempre extranjeros>>.... pero el triunfo nuestro consiste en el fiel traspaso de nuestras <<herencias de tradiciones a nuestros hijos para que sean americanos y aman a su tierra y cuidar ese pedacito de América para así afirmarnos y recordar al gran poeta romano Horacio (65 a. J.C. – 8 a. J.C.), quien nos describió así: << cuando un hombre es justo y decidido, por más que el mundo caiga y se desmorona a su alrededor, le encontrará de pié e impávido entre las ruinas, preparado para volver a empezar…Este es el triunfo del Pueblo italiano>>, y este es el verdadero triunfo del pueblo emigrante italiano.




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